NO PHYSICIAN. NO ASSISTANCE. ONLY LACK OF CHARITY AND DESPISE FOR WEAKEST AND NEEDIEST IN OUR COMMUNITY; VOTE "NO" TO PROPOSITION 106 ON PHYSICIAN ASSISTED SUICIDE

NO PHYSICIAN. NO ASSISTANCE. ONLY LACK OF CHARITY AND DESPISE FOR WEAKEST AND NEEDIEST IN OUR COMMUNITY; VOTE "NO" TO PROPOSITION 106 ON PHYSICIAN ASSISTED SUICIDE

Dear Brothers and Sisters in Christ,

As we approach Election Day, I want to remind you or our responsibility as Catholics to ensure and defend the dignity of all human life – from conception to natural death. This year, Colorado is deciding on a misguided proposal that puts the dignity of human life in great danger. It would make suicide more acceptable in our society and put the weakest and most vulnerable of our community at risk.

By now, you’ve probably seen the signs and commercials about     Proposition 106, a proposal to legalize Physician-Assisted Suicide in our state. It would allow Colorado doctors to write a suicide prescription to a consenting person who has been diagnosed with a terminal illness, with six months or less to live.

How does physician-assisted suicide take place? There is a flawed, idealistic   image of a patient taking a pill and dying swiftly and peacefully. But the reality is much different. The most common substances used for assisted suicide in other states where it is already legal are barbiturates. They are 100 prescribed pills which must be dissolved into something like yogurt or oatmeal and consumed all at once quickly. They do not assure a peaceful death. Overdoses of barbiturates are known to cause distress and have associated issues such as extreme gasping, muscle spasms while losing consciousness, vomiting and then inhaling the vomit, panic, feelings of terror and assaultive behavior from the drug-induced confusion, failure of drugs to induce unconsciousness, and a number of days elapsing before death occurs or death does not occur. In all of this, the patient doesn’t have the help of a doctor. He or she takes the pills him or herself. There is no physician present. There is no assistance.

One danger in physician-assisted suicide is that it becomes just another form of medical treatment – a cheaper medical treatment option. And that’s dangerous in a cost-conscious healthcare environment. A woman in Oregon, 60-year-old Barbara Wagner experienced this first hand. She is a cancer patient under the Oregon Health Plan. Her insurance had been paying for her cancer treatment, and she was getting better. But she then received a letter from the insurance provider, saying her cancer treatment would no longer pay for her cancer treatment. However, it would cover physician-assisted suicide.

We trust our doctors to heal us, not to help end our lives. If our doctors are prescribing lethal drugs, how can we trust them to fulfill their mission? A: The American Medical Association holds that “physician-assisted suicide is fundamentally incompatible with the physician’s role as healer.” The AMA, along with dozens of other medical groups, urged the Supreme Court in 1997 to uphold laws against assisted suicide, arguing that the power to assist in taking patients’ lives is “a power that most health care professionals do not want and  could  not  control.”

It is critical that we stop Proposition 106. What begins at physician-assisted suicide can easily become something even more dangerous. Take Belgium, which legalized the practice more than 10 years ago. Just last week, the parents of a 16-year-old decided to euthanize their son, who had been diagnosed with an incurable disease. Physician-assisted suicide is where it begins. We are on a path to becoming a society in which suffering is not okay, if suffering is too big, we discard life.

The Church does not endorse any party or candidate, but this isn’t a partisan proposition. I, along with Archbishop Samuel Aquila, Bishop Sheridan of Colorado Springs, and Bishop Stephen Berg of Pueblo urge you to take action against Proposition 106. It’s up to you and me to defend the most vulnerable in our society and to stop this dangerous policy.

 

In Christ,

Father Felix P. Medina-Algaba, Pastor

 

NO HAY MEDICO. NO HAY ASISTENCIA. SÓLO FALTA DE CARIDAD Y DESPRESIO POR LOS MAS DEBILES Y NECESITADOS EN NUESTRA COMUNIDAD; VOTEN “NO” A LA PROPOSICION 106 SOBRE EL SUICIDIO ASISTIDO POR UN MEDICO.

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

A medida que nos acercamos al día de las elecciones, quiero recordarles de nuestra responsabilidad como católicos de asegurar y defender la dignidad de toda vida humana - desde la concepción hasta la muerte natural. Este año, Colorado decidirá sobre una propuesta que pone a la dignidad de la vida humana en peligro. Haría que el suicidio fuera más aceptable en nuestra sociedad y pondría a los más débiles y más vulnerables de nuestra comunidad en riesgo.

A estas alturas, seguramente ya han visto los letreros y anuncios sobre la Proposición 106, una propuesta para legalizar el suicidio asistido por un médico en nuestro estado. Esto permitiría que personas consientes, con un diagnostico terminal, con seis meses de vida o menos, pudieran recibir una receta suicida de sus médicos.

¿Cómo se llevaría a cabo el suicidio asistido por un médico? Existe una imagen errónea, idealista de un paciente que toma una píldora y muere rápidamente, en paz. Pero la realidad es muy diferente. Las sustancias más comunes que se utilizan para el suicidio asistido en otros estados donde ya es legal son los barbitúricos. Son 100 pastillas prescritas que deben ser disueltas en algo como el yogur o avena y se consumen a la vez rápidamente. Estas no aseguran una muerte pacífica. Se sabe que las sobredosis de barbitúricos pueden causar angustia y han estado asociados con problemas como jadeo extremo, espasmos musculares, pérdida de la conciencia, vómito y después inhalación  del vómito, pánico, sentimientos de terror y conducta agresiva debido a la confusión inducida por las drogas, el que las drogas no funciones para inducir inconsciencia, y que pasen días antes de que ocurra la muerte, o que esta no ocurra. En todo esto, el paciente no tiene la ayuda de un médico. Toma las píldoras por sí mismo. No hay ningún médico presente. No hay asistencia.

Uno de los peligros en el suicidio asistido por un médico es que se convierta en otra forma de tratamiento médico - una opción más barata de tratamiento médico. Y eso es peligroso en un ambiente médico que busca ahorrar dinero. Una mujer en Oregón, de 60 años de edad,   Barbara Wagner, vivió esta experiencia de primera mano. Ella es una paciente con cáncer con el Plan de Salud de Oregón. Su seguro había estado pagando por su tratamiento contra el cáncer, y ella estaba mejorando. Pero después recibió una carta de la compañía de seguros, diciendo que no pagarían por su tratamiento contra el cáncer. Sin embargo, si cubriría el suicidio asistido por un médico.

Confiamos en nuestros médicos para curarnos, no para ayudar a ponerle fin a nuestras vidas. Si nuestros médicos están prescribiendo fármacos letales, ¿cómo podemos confiar en ellos para cumplir su misión? La Asociación Médica de Estados Unidos sostiene que "El suicidio asistido por un médico es fundamentalmente incompatible con el papel del médico como sanador". Esta y otros grupos médicos, le insistieron a la Corte Suprema en 1997 mantener las leyes contra el suicidio asistido, argumentando que el ayudar a los pacientes a quitarse la vida es "un poder que la mayoría de los profesionales de salud no quieren y no podrían controlar."

Es fundamental que detengamos la Proposición 106. Lo que comienza con en el suicidio asistido por un médico puede fácilmente convertirse en algo aún más peligroso. Tomen a  Bélgica como ejemplo, que legalizó la práctica hace más de 10 años. Apenas la semana pasada, los padres de un joven de 16 años de edad, decidieron practicar la eutanasia a su hijo, que había sido diagnosticado con una enfermedad incurable. El suicidio asistido por un médico es donde comienza. Estamos en un camino peligroso hacia una sociedad en la que el sufrimiento no está bien, en la que si el sufrimiento es demasiado grande, descartamos la vida.

La Iglesia no apoya a ningún partido o candidato, pero esta no es una propuesta partidista. Yo, junto con el arzobispo Samuel Aquila, el Obispo Sheridan, de Colorado Springs, y el obispo Stephen Berg de Pueblo los imploramos a tomar medidas contra la Proposición 106. Todo depende de nosotros para defender a los más vulnerables en nuestra sociedad y para detener esta peligrosa propuesta.

 

En Cristo,

  

Padre Félix P. Medina-Algaba, Párroco

 

 

Fr Felix