El mensaje de nuestro párroco en estos momentos difíciles

Usando la fe y la razón, la iglesia debe ser más visible que nunca, para combatir el virus del temor

Queridos Hermanos y Hermanas en Cristo,

El último mes y medio ha sido difícil para todos nosotros. La pandemia por la que estamos viviendo ha dado lugar a la soledad, la ansiedad, el miedo e incluso el pánico. Y a medida que continúan las semanas en cuarentena, vemos cada vez más personas desesperadas. Es precisamente en momentos como estos que vemos que la Iglesia y los Sacramentos son esenciales. Los necesitamos ahora más que nunca para combatir el virus del temor.

Por supuesto, es importante ser prudentes en este momento de pandemia y seguir las pautas adecuadas para evitar su propagación y proteger a los más vulnerables. Lo que no podemos hacer es caer en el miedo. Existe este sentido en nuestra cultura que dice: “Necesito ver por mi mimo. Necesito cuidar de los míos. El otro no es mi prójimo. El otro es un enemigo, un riesgo.” Es una mentalidad que proviene del miedo, y el miedo es un mal consejero. Cuando tenemos miedo, no usamos la razón. En cambio, la Iglesia nos invita a usar la fe y la razón juntas. Como nos dijo el Papa San Juan Pablo II en una carta encíclica en 1998 “La fe y la razón (Fides et ratio) son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad. Dios ha puesto en el corazón del hombre el deseo de conocer la verdad y, en definitiva, de conocerle a Él para que, conociéndolo y amándolo, pueda alcanzar también la plena verdad sobre sí mismo.” (Juan Pablo II, Fides et Ratio, 14 de septiembre de 1998). La razón sin la fe, sin abandonarse a Dios, sin Cristo, no es una buena forma de razonar. Necesitamos razonar con fe.

A través de la fe y la razón, podemos ver que sólo pensar en mí y considerar al otro como enemigo es un infierno. La verdadera felicidad es dar nuestra vida por los demás. Mientras estamos encerrados en nosotros mismos, cuidando solo de nuestros intereses, no podemos ver el sufrimiento del otro. ¿Cuántos jóvenes pasan estos días apegados a sus teléfonos? ¿Cuántas personas sufren de soledad en este momento? ¿Cuántas personas recurren al alcohol, las drogas, la pornografía e incluso al suicidio? Por eso es esencial que la Iglesia no cierre, no deje de proporcionar los sacramentos, no deje de salir a decirle a la gente: "No tengan miedo".

La Iglesia está llamada a ser la sal del mundo. Si permanecemos con miedo, cómodamente encerrados, ¿quién va a salar la tierra? La Iglesia necesita ser más visible como agente de reconstrucción y restauración de la salud espiritual de las personas. La Iglesia necesita ayudar a la sociedad a volver a la normalidad. Es por eso que estamos aquí, estamos abiertos, estamos saliendo, estamos en misión, no nos estamos retirando, no nos detenemos, no nos estamos escapando, no tenemos miedo, estamos tomando esta pandemia con fe y con razón.

La semana pasada me conmovieron las muchas cosas que se están haciendo en Reina de la Paz para vivir su misión. El sábado pasado, fui con un pequeño grupo de feligreses a orar y cantar afuera de la ventana de una casa de ancianos, donde se encuentra un hermano de comunidad con Alzheimer. El martes, fui testigo de cómo un valiente grupo de voluntarios de nuestro comedor comunitario Friends of St. Andrew cocinaba y distribuía almuerzos a gente necesitada, en cantidades que eran el doble de lo que normalmente distribuían antes de la pandemia. El jueves y el viernes, respondí preguntas y compartí con muchos la emoción de nuestro nuevo centro parroquial, un centro parroquial misionero, cuya misión es amar y servir al prójimo. ¡Lo que estamos haciendo es construir un proyecto de fe que supere el miedo y que será más importante después de esta pandemia que nunca!

En la situación actual, las tiendas se consideran esenciales. Las licorerías se consideran esenciales. Los dispensarios de marihuana se consideran esenciales. Sin embargo, implícitamente se nos enseña que la Iglesia no es esencial, que los sacramentos no son necesarios. La Iglesia no puede considerarse no esencial o irrelevante. La Iglesia tiene una misión muy importante, y es por eso que necesitamos abrir nuestras puertas. Estamos decidiendo juntos si queremos poner a la Iglesia en un rincón y pensar sólo con miedo o pensar juntos con fe y razón.

Pronto reanudaremos las Misas públicas. La Arquidiócesis de Denver ya ha publicado un artículo que describe lo que podemos esperar cuando eso suceda: asistencia limitada, distanciamiento social, etc. Le informaremos cómo seguiremos adelante en Reina de la Paz tan pronto como recibamos las pautas de la arquidiócesis.

En Cristo,

Padre Félix P. Medina-Algaba

Fr Felix